Ya no es jugador. Ya no hace expulsar rivales, no vuelve locos a los árbitros, no levanta a la gente con una apilada a puro coraje. Pero Guillermo Barros Schelotto estará en la Bombonera contra River en este superclásico, en ese duelo en el que era un especialista, y apostará a convencer a sus jugadores de cómo se encaran estos partidos.
Además de su estilo como técnico, de dinámica y toque rápido, Guillermo también ha inculcado desde su llegada un fuerte cambio de actitud. El pedido de “rebeldía” fue desde el minuto cero, y se repitió como crítica después de las derrotas y como elogio tras las victorias. No por nada Boca ha dado vuelta resultados desde la llegada del Mellizo: Unión, Cali y Aldosivi lo sufrieron.
Guillermo le convirtió cinco goles a River en la Bombonera y selló varios capítulos dorados de su historia en el club: revivir al equipo en el 2003, con un 2–2 por obra de él; clavar un golazo de volea en el 2005 para una victoria por 2–1; o entrar apenas unos minutos para llevar a Boca a un empate agónico por un penal que inventó. Ya como DT, lo eliminó de una Sudamericana con Lanús y debutó por torneo local con un 0–0 en el Monumental en el banco xeneize.
La historia será distinta a la de su etapa como jugador, pero el equipo ya empieza a adquirir el gen Guillermo en su organismo. El domingo será una chance de confirmar que lleva adherido el estilo del DT.
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