En Boca, hay algunas de estas reglas que Guillermo Barros Schelotto decidió no seguir al pie de la letra. Los ejemplos son aclaradores: Wilmar Barrios -que solo había jugado unos minutos- fue titular en un partido definitorio de Copa Argentina, la desaparición de Andrés Cubas tras el ser reemplazante de Rodrigo Bentancur, los constantes cambios entre Silva y Fabra en el lateral izquierdo…
Como un guiño del destino, el DT deberá, una vez más, meter mano entre los futbolistas que no ha utilizado tanto en el semestre -y que amagan con irse en diciembre- para disputar uno -o más- de los partidos más importantes de lo que queda de este deslucido semestre.
La ausencia de Ricardo Centurión obliga al Mellizo a buscarle un reemplazante que no saldrá de más de cuatro nombres: Fernando Zuqui, el favorito, Federico Carrizo, que se luce en Reserva, Nazareno Solís, promesa que también busca un lugar entre Primera y Tercera, y Sebastián Pérez, en caso de que se cambie -nuevamente- el esquema.
El ex Godoy Cruz le dará despliegue, aunque menos peso ofensivo, mientras que el Pachi aportará lo inverso. El ex Talleres es una incógnita que recién empieza a aparecer y que puede rejuvenecer la ofensiva con su velocidad y el colombiano aportará buen pie en la salida, aunque obligará a hacer algo a lo que el Xeneize no está acostumbrado: crear oportunidades desde el manejo de la pelota. Todos, eso sí, comparten una característica: nunca fueron la primera opción del DT.
Cualquiera sea el apellido elegido para ingresar, será momento de que Guillermo se abrace a estas anormalidades que lo llevaron a dónde está hoy y haga lo que los entrenadores deben hacer mejor: potenciar a -cualquiera- sus dirigidos en instancias decisivas. Porque estos tres partidos no serán una final, pero definirán el tono de la próxima pretemporada.
Seguramente se dará lo «anormal» y le ganaremos a San Silencio ! jajajaj!