Que los equipos se arman de atrás para adelante no parece ser una máxima para Guillermo Barros Schelotto: su Boca basó su título en su impresionante poder de ataque, e incluso cambió tres veces de arquero en el torneo. Las falencias defensivas fueron el talón de Aquiles del Xeneize, que igualmente logró el campeonato a partir de sus 62 gritos, con Darío Benedetto como estandarte. Ahora, con la llegada de Edwin Cardona, el ataque parece gozar de la misma o de mejor salud todavía. Pero, ¿cómo anda la defensa?
Repasando los partidos preparatorios, a Boca le convirtieron cinco goles en seis encuentros: uno Nacional, de carambola; dos Colón, ambos de pelota parada; uno Banfield, también de tiro libre; y uno Cerro Porteño, tras un desborde que encontró mal parados a los xeneizes. Este partido en Paraguay fue el que más expuso un viejo mal que aqueja a los de GBS: las espaldas de los laterales. El equipo de Asunción llegó mucho por esos costados, causando daño aunque sin terminar de poner a Boca en desventaja.
La única cara nueva es Paolo Goltz, que será titular ante Olimpo. Como compañero de zaga aparece Lisandro Magallán, que cerró bien el torneo pasado y desplazó a Santiago Vergini; Juan Manuel Insaurralde, cuando esté al 100%, puede competir por ese puesto. En las bandas, Leonardo Jara irá por la derecha y Frank Fabra, ya sin Jonathan Silva como alternativa, se adueñó de la izquierda. Más allá de nombres personales, este Boca parece tener más tenencia y menos dinámica en el ataque: eso puede colaborar para lograr un equilibrio mayor que exponga menos a la retaguardia.
Sin muchos cambios de nombre pero con la confianza de ser campeón y un estilo más equilibrado, Guillermo apuesta a fortalecer la defensa sin dejar de lado su ambición ofensiva. Ya con el ataque aceitado, ahora Boca busca mejorar en la retaguardia: para el Xeneize, el equipo se arma de adelante para atrás.
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