Los flashes del campeón fueron para Darío Benedetto, Wilmar Barrios, Guillermo Barros Schelotto, incluso Ricardo Centurión: casi ningún defensor se llevó demasiadas palmas en el título. La retaguardia estuvo siempre en discusión y, de hecho, casi en ningún momento se pudo recitar de memoria. Ahora, el Xeneize parece más equilibrado y ordenado, y un nombre va apareciendo de a poco en las charlas de los hinchas: el de Paolo Goltz.
Pedido hasta el hartazgo por Guillermo Barros Schelotto, Golz llegó tras un ciclo cumplido en América. Algo falto de fútbol, le costó al inicio, pero parece haber dejado las dudas atrás: con Lisandro Magallán conforman una dupla silenciosa que, perfil bajo, sólo sufrió un gol en los cinco partidos oficiales del semestre. Con el ex Lanús como número puesto, más atrás aparece un recuperado Juan Manuel Insaurralde sumando minutos en Reserva para competir por ser su coequiper.
Ya se ha dicho: este semestre Boca lo toma como carrera para la Libertadores 2018, objetivo que desvela. Dentro de ese proyecto y esa ambición, Goltz ocupa un lugar clave: el de volver a poner a los defensores en el equipo ideal del hincha. El arranque fue con el pie derecho.
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