Desde que empezó el 2017, Guillermo Barros Schelotto pudo volver a imponer la idea de juego que lo llevó a triunfar en Lanús y que por distintos motivos no pudo aplicar hasta ese momento en Boca. La salida de Carlos Tevez le abrió la cancha al Mellizo y le permitió armar un 4-3-3 bien vertical, que, luego, mutó en uno cuya mejor cualidad pasó a ser la posesión de la pelota. Sin embargo, las lesiones de Fernando Gago y de Wilmar Barrios lo obligarán a cambiar el esquema sin modificar tanto el estilo.
Aunque el colombiano no esté del todo descartado y quieran exigirlo para ver si llega al encuentro con Belgrano, lo cierto es que también se piensa en cómo reemplazarlo. Y la variante que parece picar en punta es la del cambio de sistema: de los tres volantes y los tres delanteros, el cuerpo técnico evalúa pasar al 4-2-3-1, como en el segundo en el semestre del 2016.
«El equipo va a tener que reemplazar a Gago, como lo hizo con Tevez y Centurión», explicó hace algunas semanas el entrenador. Ante Patronato, su ausencia se notó: por más que el Xeneize no entregó sus formas, le faltó ese diferencial pase entre líneas que le aportaba Pintita.
Contra Belgrano, entonces, los cambios serán posicionales: Pablo Pérez y Nahitan Nández harán de «doble cinco» y conformarán el tándem que intentará hacer olvidar a Barrios, mientras que Edwin Cardona pasará a jugar como enganche para ocupar las funciones que el ‘5’ dejó vacante, con Espinoza y Pavón a sus costados.
En un octubre espectacular desde los resultados y la estadística, pero nefasto en casi todo lo demás, Guillermo busca variantes para que este Boca se doble pero no se rompa.
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