Desde aquella final de Copa Argentina, Rosario Central se toma cada partido frente a Boca Juniors como si no hubiera mañana, noventa minutos a vida o muerte. Así lo viven, así lo juegan y hoy no fue la excepción. El conjunto local salió a apretar, molestar y guapear desde el primer instante al equipo de Guillermo que golpeado por las bajas, incluso la ausencia de Bou confirmada en las horas previas, y poco acostumbrado a un juego de este estilo sufrió mucho el partido.
La pesadilla arrancó rápido: en menos de 5 minutos, Rosario Central abrió el marcador en una pelota parada desde la esquina izquierda que, previo desvío, Marco Ruben terminó cabeceando contra el travesaño para poner el 1 a 0. En un juego complicado, el Xeneize estuvo pasado de revoluciones y nunca encontró el camino para burlar la presión asfixiante que propuso Central. Para colmo, cuando el reloj marcaba 39 minutos, Goltz le pegó una patada infantil sin pelota a Ruben que derivó en la expulsión del marcador. Boca se reacomodó con Wilmar de central y finalizó el primer tiempo sin patear al arco.
Guillermo eligió salir al segundo tiempo sin modificaciones: la dupla central improvisada se mantuvo por el resto del partido, Nández y Pérez se dividieron el mediocampo y Pavón hizo de ‘9’ mientras Junior Benítez se recostó en las bandas. Boca sufrió los primeros 15 minutos como si no hubiera habido un descanso para refrescar la cabeza. El hombre de menos y un tercer delantero que metió el entrenador canalla obligó a la línea defensiva xeneize a jugar al límite. Rossi tuvo trabajo con una tapada muy buena en un mano a mano ante el ‘Pachi’ Carrizo para evitar la ley del ex.
Con el correr de los minutos Boca se fue asentado, ayudado por el cansancio de Rosario Central, sin generar peligro pero sin la desesperación e imprecisión que lo caracterizó en la primera hora de juego. Rossi tuvo un rol determinante cerca de la media hora del segundo tiempo: tres tapadas impresionantes para darle vida a Boca de cara a los minutos finales. El Xeneize lo pudo empatar, tuvo dos tiros de Cristian Espinoza que se fueron desviados y Cardona, cuando se moría el partido, pegó un tiro en el palo. Con coraje pero sin posibilidades así terminó el equipo de Guillermo buscando el empate 1-1 que nunca llegó.
Estas dos derrotas duelen mucho pero creo servirán para no quedarnos dormidos y creer que ya estamos al 100%