La clásica discusión entre calidad y cantidad parece haber sido zanjada en Boca: en el puesto de defensor central, Boca ha llegado a un equilibrio entre ambas. El arribo de Carlos Izquierdoz le da recambio a una zaga central ya asentada, como la de Lisandro Magallán y Paolo Goltz, mientras esperan más atrás Santiago Vergini y pibes con proyección como Leonardo Balerdi, Gonzalo Goñi o Agustín Heredia.
Izquierdoz llega a Boca después de despegar en Lanús y consolidarse en Santos Laguna. Pedido por los Mellizos, que lo disfrutó en el Granate, viene también con el beneficio de ya conocer a Goltz: ya jugaron 37 partidos juntos en el Sur, ganando la Copa Sudamericana. Igualmente, a pesar de su llegada, el club decidió no desprenderse de Magallán: pese a la suculenta oferta del Ajax y ante la negativa de Gustavo Gómez, el ex GELP se quedará en el Xeneize. Y también tiene lo suyo con Goltz: ambos hicieron dupla en 25 encuentros desde que Paolo llegó a Boca a mediados de 2016 y fueron parte del título reciente.
Así, Guillermo tiene dos posibles zagas con conocimiento interno; más lejana sería la posibilidad de juntar a Magallán e Izquierdoz: ambos están acostumbrados a ser segundos centrales pese a ser derechos. Y, un escalón más abajo, asoman Vergini, de buen cierre de torneo pasado, y los pibes que tan poca acción ven en Boca, pero que pueden llegar a dar una mano en un semestre de varias competencias: Libertadores, Superliga, Copa Argentina e incluso Copa Joan Gamper en Barcelona.
Boca se reforzó en el sentido literal de la palabra: en una zona neurálgica para todo equipo y expuesta en Boca más que en ningún lado, ahora cuenta con variantes de nivel para alejar la intranquilidad.
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