Boca afrontó el partido con la comodidad de saberse clasificado con el empate, y hasta con alguna derrota de corta diferencia, y con la complejidad de un campo de juego excesivamente mojado que con el correr de los minutos se fue haciendo cada vez más intransitable. El equipo de Alfaro encontró un camino para lastimar por la banda derecha, Buffarini fue casi un extremo pero siempre finalizó con malos centros. La visita intentó salir de contra pero no llegó nunca con peligro al arco de Andarada. Cero a cero cantado.
El comienzo del segundo tiempo fue muy desprolijo y Boca dejó feas sensaciones: el equipo se refugió muy atrás y empezó a sufrir ante cada ataque del equipo brasileño. Si había una manera de abrir el marcador era de pelota parada y así lo hizo Paranaense, con la colaboración de una floja salida de Andrada, una marca deficiente de Izquierdos y la ubicación de Marco Ruben. El local reaccionó rápido y, con buen ingreso de Tevez, tardó siete minutos en encontrar la igualdad gracias a un toque preciso de Lisandro López.
En los minutos finales, la gente empujó a Boca para ir a buscar los tres puntos. Lo tuvo en los pies de Zárate, después de una asistencia de Tevez, pero contuvo bien el arquero. Los brasileros se quedaron con uno menos por la expulsión de su volante central. El Xeneize inclinó la cancha y después de tirar casi una decena de centros imprecisos, un rebote quedó en el pie de Tevez que definió con un derechazo rasante para darle los tres puntos a Boca sobre la hora y desatar la euforia de su gente.
El equipo de Alfaro no especuló con la posibilidad de evitar cruces mano a mano con equipos argentinos que le daba el segundo puesto y fue a buscar con determinación los tres puntos. El ingreso de Tevez fue clave, no sólo por el gol, para que Boca se quede con el primer puesto del grupo.
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