Desde el 2000 hasta la fecha, hay una nota que se vuelve a escribir. Trata sobre el avance de Boca a octavos de la Libertadores, en la mayoría de los casos como primero del grupo, en algunos con sufrimiento, en todos con merecimiento, jugando bien o regular, pero siempre mejor que al menos otros dos de la zona. Sí, también: ahora Deportivo Cali es limitado, débil, asustadizo, al margen de las bravuconadas del capitán Gutiérrez.
El artículo se repite porque de manera increíble se reiteran situaciones, como en un sketch: algún resultado adverso, en general de visitante y no necesariamente una derrota; alguna actuación floja; el montaje mediático de un escenario de crisis, con internas de vestuario y entrenadores a punto de perder el cargo; la impaciencia de tuiteros con insatisfacción precoz y al cabo, 18 veces consecutivas ya, la clasificación.
La gran competitividad del fútbol argentino, que se traduce en la presencia de ocho representantes en los playoffs de las copas y dos o tres que se quedaron en la puerta pese a sus indiscutidos méritos, revaloriza el semestre de Boca, que se consagró campeón con apenas una caída en 17 fechas y anoche logró el triunfo que necesitaba en una Bombonera siempre influyente.
El Templo es la sede de una fe. Allí no hay lugar para escépticos, desconfiados o incrédulos. Lo dijo el actual vicepresidente: en esa cancha el equipo siempre puede ganar. ¿Qué dirán ahora los partidarios capaces de blasfemar contra el club por un minuto de fama? ¿Qué opinarán las celebrities? ¿Que el movimiento de Romero basculando entre interior y extremo, para incorporarse a la presión del bloque alto, explica su progreso futbolístico?
No es fácil el camino en la Libertadores. Nunca lo fue y menos con la actual dirección de la Conmebol. ¿O nos olvidamos de que a Boca lo obligaron a jugar sin tres de sus principales figuras y de que en plena Copa debutó el arquero de Reserva, porque el suplente también estaba suspendido? Aunque de este lado vengan Corinthians, Flamengo o el Santos de Pelé, hay un equipo que la va a pelear. Ya lo demostró este año.
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